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Molino en casa

Tener un molino mejora la experiencia de disfrutar una taza de café. Aromatiza el ambiente, nos da un consumo óptimo y un sabor más intenso.

Redacción por: Antonio Alanís
Fotografía por: Alejandra Zamora

Moler el café en casa es cada vez más común, aunque comprarlo ya molido por practicidad lo sigue siendo aún más. Tener un molino mejora en muchos aspectos la experiencia diaria de disfrutar una taza, empezando por aromatizar el ambiente con el café recién molido – que sólo eso nos pone en un estado mas relajado.

El ajustar el grado de molienda también nos permite disfrutar de cafés mas intensos o suaves a nuestro gusto sin necesidad de cambiarlo por grado de tueste. Y éste nos dura mucho más, ya que el tenerlo molido nos da un consumo óptimo de dos semanas. Después de esto su degradación se acelera por la pérdida de gases. Guardar el grano en un lugar seco, fresco y oscuro alarga su vida hasta cuatro veces antes de acelerar su degradación.

El sabor en taza es mucho más intenso y con mayor balance al usarlo recién molido. También nos da una bebida mucho más aromática y con mayor cuerpo.

Hay muchos tipos de molinos, manuales y eléctricos, de discos, conos y aspas, convencionales y especializados, en rango muy amplio de precio. Es facíl hacernos de uno y comenzar a experimentar.
Tenerlo en casa es una muy buena forma de acercarnos al mundo del café especializado ya que de una manera sencilla y sin conocimiento previo nos sensibiliza y despierta nuestro paladar.

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