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Café en casa
La mayor parte de la población esconde el sabor del café con agregados, porque consumen una bebida de baja calidad.
Redacción por: Antonio Alanís
Fotografía por: Alejandra Zamora
Casi todos nosotros, al comenzar el día, lo hacemos con una taza de café. Ya sea en la casa, en la tienda de autoservicio o en nuestros trabajos y a veces hasta en los tres. Algunos por practicidad, otros por la necesidad de la cafeína, y unos cuantos por verdaderamente disfrutar el café.
La mayoría de la población esconde el sabor del café con agregados, ya sean leche, crema, azúcar, etcétera. Esto es comprensible porque la mayor parte del que se consume es de baja calidad, y sobresalen los sabores amargos, quemados, no agradables al paladar.
Una forma muy efectiva de aprender a tomarlo es consumirlo en casa, ya sea en las mañanas o por la tarde, cuando comienzas o terminas el día. Sin verlo como una necesidad energética sino de la misma forma que nos acercaríamos a una botella de vino o cualquier bebida que nos provoque placer.
Para esto es necesario entrar sólo un poco en el mundo del café y una buena opción es adentrándonos en la escena local. Las marcas, los tostadores y baristas están dispuestos a dar la información necesaria a cualquier interesado. Probar diferentes métodos de extracción, jugar con recetas temperaturas, diferentes tuestes, etcétera.
Poco a poco, como con la buena comida, nos iremos haciendo más delicados en nuestro paladar y veremos cómo una taza de buena calidad en la mañana es más placentera, da mayor beneficio corporal y emocional que dos litros de hiperactividad que nos dan los cafés mas convencionales.
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